martes, 30 de abril de 2013

VIVIAN MAIER, LA NIÑERA FOTÓGRAFA



Su historia me trae a la mente la de otras solitarias: Emily Dickinson, Séraphine, Maeve Brennan, Emerenc…Mujeres que viven con su mundo interior, haciendo lo que deben; a la vez, fuertes y tímidas.

Una exposición sobre parte de su obra puede verse en Valladolid, en la sala San Benito (antiguo monasterio de San Benito), desde el 8 de mayo hasta el 8 de julio.

John Maloof, un agente inmobiliario, la encontró, dos años antes de su muerte; no a ella, sino sus negativos, en 2007.

Vivian murió en 2009, a los 83 años, sin sus posesiones más valiosas, abandonadas por impago en un guardamuebles.

En 1987, al ser entrevistada para un trabajo, dijo a sus futuros empleadores: “Vengo con mi vida a cuestas y mi vida está toda en cajas”. Ellos no se imaginaban que sus pertenencias ocupaban más de 200, que contenían fotografías o negativos, pero también periódicos y revistas, libros de fotografía, películas de 8 mm (Super-8) y cintas con las conversaciones que mantenía con la gente que fotografiaba.

Su esquela en The Chicago Tribune

“Vivian Maier, orgullosa nativa de Francia y residente en Chicago los últimos 50 años, murió en paz el lunes. Una segunda madre para John, Lane y Matthew [los hermanos Gensburg. Con ellos vivió 14 años, de 1956 a 1972]]. Un espíritu libre y afín que tocó con su magia las vidas de todos aquellos que la conocieron. Siempre dispuesta a dar un consejo, una opinión  o a echar una mano. Crítica de cine y fotógrafa extraordinaria. Una persona verdaderamente especial que será echada muchísimo de menos pero cuya larga y maravillosa vida todos celebramos y recordaremos siempre”.

Lane la recordaba como una especie de Mary Poppins: les traía una serpiente muerta para que la examinaran; les llevaba a ver películas de arte y ensayo, iban al Festival del Año Nuevo chino o a comer fresas silvestres en un bosque cercano.

Ya adultos, sus “niños” la definían como “socialista, feminista, crítica de cine y una persona que dice las cosas como son”.

Al parecer, aprendió inglés yendo al teatro, que le encantaba. También le entusiasmaba el cine, y tenía opiniones propias sobre éste y la política

Una vida en cajas

A finales de abril de 2009, Maloof por fin consigue un nombre: Vivian Maier.

Esta nació en Nueva York en 1926, un 1 de febrero. Su madre era francesa.

Con 4 años, en 1930, comparte casa en NY con la fotógrafa Jeanne Bertrand, en el 724 de Saint Mary´s St, en el Bronx. Y de 1932 a 1938 vive en Francia, en St. Julien-en-Champsaur.

¿Le influyó la convivencia con la fotógrafa Jeanne J. Bertrand?

En una entrevista, en 1902, para el Boston Globe, Jeanne contaba cómo al ir a hacerse un día una foto al estudio de un fotógrafo, pensó que le gustaría trabajar en ello y dejar su empleo en la fábrica de agujas para máquinas de coser. “El estudio de un fotógrafo es un gran lugar para estudiar la vida”.

La calle, ese gran lugar para estudiar la vida

La calle, en cambio,  será para Vivian ese gran lugar para estudiar la vida. Sus días libres, sus vacaciones, los empleaba en fotografiar gente, escenas de calle; en encuadrar la realidad.


Ella misma se fotografía ante espejos,  cristales,  escaparates, como sombra en el edificio de enfrente, o en la carretera, sujetando una bicicleta; reflejándose en un pomo o el bochinche de un aspersor de riego; con abrigo, traje de chaqueta o con las mangas remangadas. Algunas, son en color: 1958, 1979…

Con nariz respingona y cara seria, ojeras, pelo corto no muy cuidado y portando una cámara réflex (rolleiflex), recorrió las calles de diversas ciudades y países fijándose en niños pobres y personas trabajadoras, pero también en mujeres glamurosas.

¿Por qué no enseñó nunca a nadie sus fotos?

La imagino silenciosa, una observadora silenciosa, con su cámara colgada al cuello. Capta la desilusión, el cansancio, el hastío, el desencanto; pero también la alegría, el orgullo y la amistad. En sus fotos hay ancianos, inmigrantes, la infancia desvalida, la pobreza…La suya es una mirada empática, compasiva; que encuadra detalles, rápida para captar una foto, para dar con la composición adecuada.

Me la imagino viviendo con el reflejo de las cosas, sonriéndole a los pensamientos. ¡Qué importa que los demás crean que estoy loca!

La novela de su vida, sus memorias todas, están en las fotografías que tomó- muchas de ellas aún sin revelar. Su biografía y su testamento. Porque, para ella, fotografiar es vivir.

PARA SABER MÁS

viernes, 19 de abril de 2013

CARTAS DESDE DINAMARCA, POR KAREN BLIXEN



Coincidiendo con el 50 aniversario de la muerte de Karen Blixen (nació un 17 de abril de hace 128 años), Nórdica libros edita una selección de las cartas escritas por la autora desde 1931 (a su vuelta a la casa materna en Rungstedlund, Dinamarca) hasta su muerte, en 1962.

“Mi corazón yace enterrado en Ngong Hills”. “Siempre estoy pensando en África”

En junio de 1931, justo antes de regresar a Dinamarca, le escribe  a su amigo Gustav Mohr, “casi mi único corresponsal del mundo al que realmente pertenezco”: “Si muriese en este país…que me entierren en Ngong Hills. No quiero lápida sobre mi tumba…Si quieren una inscripción, pueden poner “Por la gracia de Dios”; si no, solamente TANIA BLIXEN”. 

Un año después, ya en Dinamarca,  le comunica que le gustaría tener una postal del Karen Coffee Estate, su plantación de café en Kenia, “tal como era cuando yo estaba allí”.

“Lo que más me gustaría es poder volver a África…escribir la historia de los masais -haciendo un safari de tres años por su reserva-, o una escuela”.

Se reafirma en esta idea en una carta posterior: “Estoy siempre pensando en regresar a Kenia…Me gustaría mucho tener un hospital infantil en la reserva…en realidad, si quiero regresar es para escribir allí un libro: entonaré el canto del cisne del mundo nativo”.

17 años en África, “mi verdadero lugar en el mundo”

En enero de 1933, le confía a Dorothy Canfield Fisher: “Quiero escribir sobre África Oriental donde, durante diecisiete años, tuve lo que siempre consideraré mi auténtica vida”.
Pero aún es demasiado pronto; necesita poner un poco de distancia. Y tampoco cree que el tema  sea apropiado para un primer libro.

A ella le envía sus primeros cuentos: Los caminos de los alrededores de Pisa (Las carretas de Pisa), El viejo caballero (El anciano), El mono y La inundación de Norderney, y le especifica que no quiere que el libro se publique con su verdadero nombre. “No deseo en absoluto que la gente sepa que he sido yo quien lo ha escrito”. Acerca del título, dice: “He pensado llamarlo Siete (u ocho, como sea el caso finalmente) cuentos góticos”.

El 22 de septiembre de 1936 va a Skagen a terminar su libro Memorias de África (Out of Africa). Se alojará en el Hotel Brondums  y en otro cercano hasta el 26 de febrero de 1937. En abril había comunicado al Sr. Haas, su editor americano: “Estoy escribiendo mi libro africano, pero va muy despacio…dentro de quince días le enviaré el segundo capítulo”. Desde Skagen le hace llegar el capítulo Un accidente de caza en la granja, “un poco cambiado”. Le ruega le devuelva la versión anterior para evitar confusiones. También ha reescrito algunos pasajes de “Kamante y Lulú” [el primer capítulo].


Es -según Dinesen- un libro sin argot ni jerga, con pocos diálogos. En Dinamarca, el título del libro será La granja africana. Pero su editor en Inglaterra decide cambiar el nombre porque se parece mucho al de la novela de la sudafricana Olive Schreiner, publicada en 1883,  Historia de una granja africana. (Ver entrada en el blog). Al enviarle las pruebas a su colega americano, se sincera: “Creo que es, con mucho, el libro más importante que he editado, y creo que llegará a ocupar un lugar duradero en la gran literatura mundial”.

Primavera y verano en Rungsted, Dinamarca

Cada noche, en su hogar de Rungstedlund,  Karen tenía un ritual: primero, salía a la escalinata de la casa y miraba hacia el sur, hacia África. Luego contemplaba la fotografía de Denys Finch Hatton sobre su escritorio. Este, en su escudo familiar, ostentaba la divisa: “Responderé”. “A mis ojos, un buen lema para un aristócrata…Incluye una decisión: mantendré lo que haya prometido y, al mismo tiempo, expresa un talento o un don: se sabe responder”.

Desde el hogar familiar, describe a parientes y amigos los cambios en la naturaleza circundante:

“Los estorninos cantan delante de mi ventana, las flores inundan el jardín…”- escribe a tía Lidda en abril.

“Aquí está todo con una belleza indescriptible: ha florecido ya el saúco y ahora están floreciendo los tilos”- le cuenta a su hermana Elle en julio de 1939.

“Todo parece florecer alrededor de mi vieja casa: rosas, lilas, castaños y espinos”- escribe en 1954.

“Tengo una enfermedad en el huerto, una especie de hongo; así que todo – guisantes, judías, tomates y plantas de verano- se ha marchitado hasta la raíz. Es como cuando pasaban las olas de langosta por Ngong”.

Cómo se ve a sí misma

En varias de sus cartas, se define a sí misma y da algunas pistas sobre su persona:
“Simpática, no lo seré nunca”. “Creo que es una teoría generalizada que soy difícil de entender”. Hay quien la tilda de “tough”, dura, insensible; de vivir en una torre de marfil. “No soy socialdemócrata (o demócrata -matiza luego. “Hay muchas cosas que me son contrarias, a las que temo”), y el radicalismo me es muy lejano”. “Toda mi vida he deseado ser militar”. “Yo no soy una esteta”. Hace suyas las palabras de Nietzsche: “Soy uno que bendice y que dice sí”.

“Empecé a escribir bastante tarde…Siempre seguiré siendo una escritora aficionada. Si hubiera podido conservar mi granja, nunca hubiera escrito”.

De niña, había leído las sagas nórdicas (“Cuánta verdad y cuánta sabiduría hay en las antiguas mitologías”). Y pasado temporadas en Jutlandia, lugar de nacimiento de sus padres. “He leído poca filosofía”- confiesa.

“Fui educada por los unitarios y en mi vida he recibido fortísimas impresiones de fe religiosa entre los musulmanes”. De hecho, ella, en su granja de África, impartía justicia con el Minhaj et Talibin.

Piensa que jugar,  lo lúdico, es un arte y echa de menos el “fun” inglés o las bromas suecas, que no suelen ser entendidas por sus correligionarios daneses.

“Siempre me he sentido más a gusto entre deportistas, granjeros, marinos o auténticos haraganes, que entre las gentes de la literatura”- le confiesa en 1949 a Huntington, su editor.

Su estado de salud

En muchas de sus misivas, hay referencias a su estado de salud, que fue siempre calamitoso.

Casada en 1914 con su primo Bror, en 1915 vuelve a Dinamarca por primera vez a tratarse de una enfermedad venérea. (Su padre, militar, se había suicidado cuando Karen tenía diez años al no poder aguantar la presión de padecer sífilis).

Las investigaciones médicas actuales apuntan a un envenenamiento lento  de la escritora con las tabletas de mercurio usadas entonces para tratar la sífilis.

En 1939, comunica: “Estoy pensando en ingresar en el Diakonisse-stiftelsen - el único hospital de Copenhague en el que no he estado ingresada…”.

Se someterá a los tratamientos más inverosímiles: “un método nuevo, desarrollado en América…calentar la sangre a una temperatura superior a los 40 º C…te metes en una caja y calientan el aire de dentro hasta los ochenta grados…”.

En 1945, al finalizar la guerra, comunica a su editor en Inglaterra: “He estado enferma y he pasado mucho tiempo en una clínica durante estos años”.

Una úlcera duodenal…que se transforma  en una afección de la espina dorsal que debe operarse…En 1956 se somete a una operación de úlcera gástrica que le hará casi imposible ingerir alimentos sólidos.

En 1958, le cuenta a su amiga Ingrid de los años de África: “No consigo hacer que mi peso supere los 35 kilos y sufro una especie de parálisis en las piernas…”.

Su forma de escribir

Se pelea con sus relatos: “Muchas cosas las he reescrito más de cincuenta veces”, “Siempre estoy haciendo nuevos añadidos breves”. Parece que sus historias son “demasiado largas” y con “insuficiente interés narrativo” (falla el argumento)- según le comunican algunos editores y piensa también ella misma. En su manera de narrar, se pierde por vericuetos -unos paréntesis dentro de otros- como El libro de las bestias, de Ramón Llull.

“Toparme con sucesos y personas inusuales es algo que siempre se me ha dado bien”- confiesa en 1939, cuando trata de vender la idea de ir a La Meca en peregrinación con dos de sus criados y aprovechar entretanto para escribir un “documento humano” sobre la visita.

Como García Márquez o Isabel Allende, transforma sus propias experiencias en historias.

“Mis relatos de juventud -tanto Los solitarios como La familia Cats los escribí en 1905- aunque no aparecieron hasta más tarde”.

“No tengo ambición de escribir, pero sí, desde luego, ambición de escribir bien lo que escribo”.

Sobre sus relatos y novelas futuras

En varias de sus cartas se refiere a algunos de sus cuentos y personajes:

“Yo no tenía a mano el libro de Zola [Roma] cuando escribí, en África, Los caminos de los alrededores de Pisa, pero guardaba la historia en mi memoria”-explica en 1950 al profesor Brix, un crítico que escribe sobre su obra.

“Yo nunca pensé que el niño Jens, de El niño soñador, fuera hijo de Charlie Dreyer. Ciertamente, el profesor Brix lo afirma así en su libro…”- comenta al profesor Henriksen, en 1952, quien había leído en la radio  una conferencia sobre sus libros.

Albondocani es una novela larga que espero terminar algún día antes de morir” -confiesa al señor Haas, su editor americano, en 1953. “…De seiscientas a novecientas páginas, con un centenar de personajes… y unos cien capítulos…Cada capítulo se podrá leer por sí solo…Es una historia muy fantástica, pero creo que escandalizará a los lectores por muchas cosas”.

Su relación con otros escritores

En 1934 le cuenta a  su amigo Mohr que le ha llegado de América una invitación para alojarse en casa de Sinclair Lewis (No podrá atenderla por causa de su salud). Siempre recordará la acogida del público lector americano. “América me dio la bienvenida cuando no conseguía que los editores europeos se dignaran ni a echar un vistazo a mi libro”- escribe en 1937.

En 1938, tras la publicación de Memorias de África surge otra oportunidad de ir allá. “Necesito nuevas vivencias y nuevos impulsos…Tengo una fuerte sensación de que existe una renovación de nuestra civilización para la cual hemos de mirar a América…Me gustaría instalarme en Estados Unidos uno o dos años”, -pero su madre está muy mayor y no quiere separarse de ella.

En Inglaterra, donde pasa el otoño de 1934, conoce a Aldous y Julian Huxley. Julian le regala un pequeño poemario, La musaraña cautiva y otros poemas de un biólogo. En 1936, Karen lee Ciego en Gaza, de Aldous, y le pregunta a Mohr si lo ha leído.

En 1952 escribe a Halldór Laxness con motivo de su 50 cumpleaños (aún no le habían concedido el Nobel) para agradecerle sus libros. “En tiempos de desaliento he retomado sus libros…La campana de Islandia, La clara doncella y Arde Copenhague las he leído muchas veces…Jon Hreggvidsson, Arnaeus y Snaefridur [personajes de sus libros] son amigos personales y forman parte de mi propia vida”.

Sus contactos con la actualidad política y artística

Karen Blixen era una mujer implicada y comprometida con la realidad de su tiempo.
En 1936, le cuenta a Gustav Mohr: “Estuve en Ginebra el otoño pasado -como no pude ser aceptada como corresponsal de guerra en Abisinia [Etiopia], pensé que desde allí podría ser testigo de las negociaciones”.

En 1939, le escribe al editor Joseph Bryan: “Quiero ir a La Meca con dos de mis antiguos criados mahometanos [Farah, su antiguo capataz en la granja, y su hermano pequeño, Abdullai]…Quiero viajar con los peregrinos y hablar con ellos…Me gustaría viajar por Arabia y ver los mercados de caballos y estudiar lo más a fondo posible las costumbres de los árabes…”. La II Guerra Mundial puso fin a esa posibilidad. Como también al proyecto de escribir sobre la guerra desde tres ciudades europeas. “Me han pedido tres periódicos escandinavos, así como mi editor americano, que vaya a Berlín, Londres y París, a escribir una serie de ensayos breves sobre los tres grandes países en tiempos de guerra”-escribe al general von Lettow, a quien trató en África y que reside en Bremen en enero de 1940. Solo podrá ir a la primera de ellas. El 2 de abril vuelve de Berlín, y el 9 se produce la ocupación alemana de Copenhague…

Terminada la guerra, en 1953, escribe a Haas: “Un gran diario danés me ha propuesto ir a Kenia durante uno o dos meses para escribir una serie de artículos sobre la situación y las condiciones actuales allí…Me pregunto si conseguiría volver con vida”. Tampoco se realizará.
“Anteanoche volví a ver personalmente a Albert Schweitzer e intercambié unas palabras con él sobre los trágicos sucesos de Kenia…”- escribe en 1954, siempre preocupada por África.

A lo largo de su vida, establecerá relaciones con personalidades del mundo de la cultura y las artes:

“Estuve oyendo  al cantante negro Paul Robeson…Fue una experiencia inolvidable””- relata a su tía Lidda en carta de 18 de abril de 1939.

También desarrolla una estrecha amistad con el actor John Gielgud a partir de su representación de Hamlet en Helsingör (según la leyenda, el Hamlet histórico vivió ahí). “Gielgud es un grandísimo artista; estoy segura de que Hamlet será siempre su mejor papel”- le cuenta a su hermana Elle. “Si hubiera tenido buena salud, me habría ido a Venecia con Hamlet: me lo propuso”. En 1950, Karen viaja a Stratford-on Avon, ciudad natal de Shakespeare, aconsejada por el actor. “Ayer, Gielgud me recogió en su coche para ir a tomar el lunch en su casa…Tengo la sensación de que Gielgud y yo somos muy buenos amigos, sin cambios desde hace once años. Hablamos sobre todo de Shakespeare…Después de la representación [Mucho ruido y pocas nueces. G. hizo de Benedick] estuve en el camerino de G. para tomar unos cocktails; conocí a una serie de personas, entre ellas a Cecil Beaton [cineasta]…”.

Sin Nobel, a pesar de estar en las listas entre 1950 y 1959

En 1954, cuando lo obtuvo E. Hemingway, este dijo que “habría sido más feliz” si el premio lo hubieran obtenido Isak Dinesen, Bernard Berenson o Carl Sandburg.

Ella le envió una carta de felicitación. “Sus libros –desde que, por casualidad, adquirí Fiesta [1926] en  mi librería habitual de Nairobi- han representado mucho para mí. El viejo y el mar [1951] fue como un baño o un abrazo…A veces he imaginado cómo habría sido ir de safari con usted por las sabanas de África”. [La autora no cita Verdes colinas de África].

Algunas obras llevadas al cine

En 1968, Orson Welles dirige Una historia inmortal.(De Anécdotas del destino)
En 1982, E. Greco lleva a la pantalla Ehrengard.


En 1985, S. Pollack pone imágenes a Memorias de África.
En 1987, G. Axel adapta El festín de Babette.(De Anécdotas del destino).


El mismo año, Morten Henriksen filma para televisión el relato El acre del dolor.
En 2010-2011 dirige Detrás de la máscara de Blixen, sobre la relación de su padre, Aage Henriksen, con la escritora.

Algunos libros sobre Karen

Clara Svendsen publica en 1975 su libro de memorias, titulado Notas sobre Karen Blixen.
En 1982, Judith Thurman publica Isak Dinesen. Vida de una escritora.

viernes, 12 de abril de 2013

JARDINES MEDIEVALES, UN DELEITE PARA LOS SENTIDOS



Se dice que la historia del jardín medieval en la Europa cristiana empieza  con Carlomagno en el 800. Aunque los romanos introdujeron muchas hierbas y plantas (el arte topiario del boj o el castaño; su hortus era su jardín) en lo que fue su imperio, fue Carlomagno quien fomentó su extensión.

Impresionado por la belleza y la utilidad del herbario del monasterio benedictino de St. Gall, en Suiza (en este monasterio se conservaba el plan ideal de convento según la Regla de San Benito del siglo VI que decía que cada monasterio debía estar organizado de forma que todo lo necesario estuviera allí para que los monjes no se vieran precisados a salir frecuentemente y pudieran ejercer diversos oficios), decretó que todas las ciudades del imperio tuvieran un jardín de hierbas. Por orden suya, debía encontrarse siempre en sus jardines: achicoria, amapolas (conocida como “mala hierba de los sembrados desde la Edad de Bronce pero con propiedades narcóticas),  laurel (árbol consagrado a Apolo y a la victoria), malvas, menta, romero, ruda, salvia, hinojo y hierba lombriguera (las dos últimas utilizadas como desinfectantes de los suelos). Sin faltar las rosas y los lirios que, junto a las azucenas aparecerán muchas veces en los libros y pinturas como símbolos de la Virgen (de la pureza y de la blancura).


EL JARDÍN “DE HIERBAS” DE CARLOMAGNO

En la Capitular De Villis (o referente a las villas) del año 800, Carlomagno enumera las 74 especies de flores, de hortalizas y legumbres, desde el lirio hasta  la alcachofa, que es preciso cultivar en los jardines de las villas. "Queremos que tengan en los jardines plantas de todas las especies...". También hace sus recomendaciones en cuanto a los árboles: manzanos, perales, melocotoneros, cerezos y ciruelos de distintas clases, serbales, nísperos, castaños, membrillos, avellanos, morales, laureles, pinos, higueras y nogales (teñir con la nogalina extraída de la cáscara verde de la nuez). "Que el jardinero tenga en su casa siemprevivas"- apunta. Llamada también “barba de Júpiter”, se creía que, plantada en los tejados, alejaba los rayos.

Muchas de estas plantas se cultivan desde hace más de 4.000 años en el Viejo Mundo como el guisante, que se tiene por el vegetal más antiguo conocido; o el manzano, el peral, el albaricoquero, el melocotonero, el almendro, la higuera o  la cebolla, el sexto vegetal más cultivado  en nuestros días...

EL HERBARIO DE SAN GALO, EN SUIZA

El  herbario de San Galo, con unas medidas de 12 x 15 m, contenía 16 plantas: alubias pintas, satureja, rosa, menta, comino (semillas diminutas), apio de monte, hinojo,  azucena, salvia, ruda, lirio, hierba lombriguera, trifolium ornithopodioides (un tipo de trébol), y romero (flores y hierbas medicinales y aromáticas).

Asimismo, el huerto contenía una serie de árboles frutales (13): desde manzanos y perales, a melocotoneros, moreras, ciruelos, nísperos, laureles, castaños, higueras, membrillos, avellanos, almendros y nogales. Hay quien ve en estos trece árboles a Cristo y sus 12 discípulos.

En cuanto al jardín de hortalizas, éste contenía: cebollas, ajos, puerros, chalotas, apio, perejil, cilantro, perifollo, eneldo, lechugas, amapolas, tomillo salsero, rábanos, chirivías, zanahorias, coles, remolachas y comino negro.

La idea que subyacía era la de "verduras para la cocina, hierbas para la enfermería y flores para la iglesia... o el cementerio". Los árboles, para fruta y sombra.

TIPOS DE JARDINES MEDIEVALES

El más pequeño jardín o herbario conocido es el de la reina Eleonora de Winchester, en Inglaterra,  de  sólo 2 por 2´5 metros, con hierba y bordes herbáceos.

El huerto frutal más pequeño, para ser rentable y obtener las máximas compensaciones en caso de robo- algo muy frecuente en la Edad Media- debía contener al menos 12 árboles distantes entre sí entre 5 y 6 metros lo cual daba una superficie de 18 x 24 metros aproximadamente.

Guillaume de Lorris en su “Poema de la Rosa” describe el jardín ideal de esta manera: “El jardín estará rodeado por una muralla que lo cerque y lo proteja de miradas ajenas. Tendrá un pequeño prado, árboles, pérgolas y túneles realizados con ramas enlazadas de trepadoras y contará con flores y una fuente. Su espacio se dividirá en cuadrados [tiene que ver con lo estático, con el orden, con la organización racional] con caminos bordeados de hierbas aromáticas que con su olor hagan aún más agradable el lugar”.

DESCRIPCION DE UN JARDÍN DE ESPARCIMIENTO EN EL SIGLO XIII

Alberto Magno hace la siguiente descripción hacia el año 1260: "El prado debe ser de tamaño tal que en un cuadrado puedan plantarse hierbas de dulce aroma como la ruda, la salvia o la albahaca y todo tipo de flores como violetas [los griegos las creían nacidas de la sangre de Atis], aguileñas, lirios, rosas, azucenas o similares.

Al borde del césped -contra la pared-, dejar un banco de césped más alto, florido y hermoso, [la vincapervinca es bastante resistente a que se sienten sobre ella; también, puede plantarse orégano o tomillo].

Sobre el césped y contra el calor del sol -siempre en un lateral- deberían plantarse árboles o viñas con guías (parras). La sombra es lo que más se busca tras la fruta, así que no hay que tomarse muchas molestias en cavar alrededor y estercolar porque esto puede dañar al césped. Los árboles no deben ser amargos sino de flores perfumadas y sombra agradable como vides, perales, manzanos, granados, laureles, cipreses... No debe haber árboles en el medio del prado y sí en cambio una fuente [circular/la perfección, u octogonal-símbolo de la regeneración entre el cuadrado-terrenal y el círculo-eternidad, con una o dos tazas, tiene un sentido de centro; en la imagen del paraíso terrenal,  4 ríos parten del centro, es decir, de la misma fuente] de piedra de agua cristalina".

Jardín, claustro o patio, la fuente siempre ocupa el lugar central.

DESCRIPCIÓN DE UN JARDÍN MEDIEVAL ESPAÑOL EN EL ROMANCERO

Está en el Romance de la Cava, que pertenece al ciclo de Romances de don Rodrigo. Dice así:

De una torre de palacio
se salió por un postigo
la Cava con sus doncellas
con gran fiesta y regocijo.
Metiéronse en un jardín
cerca de un espeso ombrío
de jazmines y arrayanes*,
de pámpanos y racimos.
Junto a una fuente que vierte
por seis caños de oro fino
cristal y perlas sonoras
entre espadañas y lirios,
reposaron las doncellas
buscando solaz y alivio
al fuego de mocedad
y a los ardores de estío.
Daban al agua sus brazos,
y tentada de su frío
fue la Cava la primera
que desnudó sus vestidos.
En la sombreada alberca
su cuerpo brilla tan lindo
que al de todas las demás
como sol ha escurecido.
Pensó la Cava estar sola,
pero la ventura quiso
que entre unas espesas yedras
la miraba el rey Rodrigo (...)

* arrayanes: mirto

La corte en tiempos del rey Rodrigo era Toledo, donde aún se conserva un lugar llamado El baño de la Cava, cerca del río.

Sin embargo, la descripción del jardín y sus elementos, parecen tener más que ver con un diseño de jardín árabe (el más antiguo de la Península es el Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba) que con el que podría existir en sus tiempos, a principios del siglo VIII. “El jardín será un espacio cerrado a ojos extraños. Su interés se colocará en su centro y el conjunto deberá contemplarse desde una perspectiva oblicua que favorezca la serenidad”- puede leerse en un libro sobre jardinería escrito en la Córdoba del siglo XI.

De hecho, según los estudiosos, Cava no es un nombre sino el arabismo "caba", que significa "mujer deshonrada". Como los romances se escribieron mucho después, quizá se incorporara el tipo de jardín más conocido en ese momento a base de fuentes, albercas, parrales, jazmines y arrayanes. La palmera y el almendro fueron los árboles preferidos por el Islam español; junto al laurel y al olivo, adornaron sus huertas y jardines.

Gonzalo de Berceo en los “Milagros de Nuestra Señora” ya habla de “milgranos [granada; los griegos creían que había brotado de la sangre de Dionisos] e figueras], peros e manzanedas...”

RECREACIONES MEDIEVALES EN EL SIGLO XX


The Shrewsbury Quest, en la ciudad de Shrewsbury, en el centro-oeste de Inglaterra, está inspirado en el único plan superviviente de un jardín monástico existente en Canterbury, que data del año 1165.

El jardín está dividido en 4 partes: el patio, con el espino de Glastonbury, un árbol emblemático por tener dos floraciones, una de ellas en invierno, y ser descendiente del que trajo José de Arimatea. En otra esquina, el herbario, donde crecen las hierbas medicinales -con una pequeña área cercada guardando las plantas más peligrosas como el acónito o la mandrágora, ambas venenosas. La tercera parte es el herbario del abad, una zona de césped bordeada por hierbas aromáticas y flores con un pequeño estanque en el centro. La última, está ocupada por la huerta de hortalizas donde se cultivan puerros, ajos, cebollas, repollos, coles o las menos familiares hoy en la cocina acedera (se comía en ensalada o hervida) y ortiga (como verdura cocinada) de “cuando las gentes sabían vivir más sobriamente”.

EN ESPAÑA: QUÉ QUEDA HOY DE LOS JARDINES MEDIEVALES

Herbarios medievales, originarios o recreados, no quedan en España como tales.
Lo más parecido es la botica de Santo Domingo de Silos (desde 1701) y Valldemosa, en Mallorca. Últimamente, en la Granja de San Ildefonso se ha recreado el Jardín de la Botica. El proyecto se ha inspirado en un jardín de botica con cierto aire medieval del que no se conoce el diseño original exacto. Un espacio cuadrado dividido en cuatro cuadros de plantas aromáticas (malva, menta, etc)  con una fuente en el centro, un estanque para cultivar las plantas medicinales acuáticas y una casita triangular que servirá de centro de consulta de libros conforman el espacio del jardín que, hasta hace poco, era un almacén de aperos de labranza.

En cuanto a la historia de la Cartuja de Valldemosa, contada por su última propietaria, Margarita Ferrá, de 79 años, es ésta [en 1998]: "El Padre Fray Gabriel Oliver fue el último cartujo en la desamortización de 1835, antes de la exclaustración. Se la quedó en arriendo y enseñó todo lo que sabía a su sobrino Juan Esteve Oliver. A él, mi padre en los años 20 le compró la farmacia"... Margarita recuerda que en el jardín se cultivaban ajenjo, mirto, menta, un rosal con el cual destilaban el agua de rosas y otras plantas aromáticas, que, al convertirse en Museo, se dejaron de cultivar.

En el Monasterio de Guadalupe también se ha recreado un jardín.

EL ORIGEN: LA BIBLIA, EL JARDÍN DEL EDÉN

"Hizo Yahvé Dios brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en medio del jardín, el árbol de la vida (de la inmortalidad) y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Salía de Edén un río que regaba el jardín y de allí se partía en cuatro brazos..." El Paraíso es el centro y la fuente en la que se originan 4 manantiales. El número 4 a su vez tiene que ver con lo estático, lo terrenal.

EL MÁS ALLÁ COMO VERGEL

Aparece en las más tempranas obras célticas. En ellas,  Avallon, el más allá de los bretones y galeses, se llama tierra de manzanas, y el paraíso de los irlandeses es la tierra de las manzanas de Emhain. Quizá por eso aún se siga diciendo que “una manzana al día (cocida, rallada, asada o a mordiscos) es cosa sana” o “sano como una manzana”.
Por su parte, según el Corán, los musulmanes imaginaban el paraíso como un jardín florido en el que los elegidos se reclinaban en bellas alfombras, deleitándose con el perfume de las flores, el arrullo del agua y el rumor de las hojas.
De hecho, la palabra paraíso deriva del griego “paradeisos” y ésta a su vez del persa “pairidaeza”, que significa “jardín cerrado”. La forma más elemental de jardín es la del patio, con los caminos en cruz [una conjunción de contrarios: lo positivo/vertical y lo negativo/horizontal, lo superior y lo inferior, la vida y la muerte], dibujando 4 macizos de flores, bordeados por setos tallados y con una fuente en el centro.
Definición de Jardín (en el diccionario de María Moliner): “Cualquier lugar ameno (deleitoso) poblado de plantas y flores. Viene del francés jart = huerto y gard= cercado, seto; que en inglés da yard=patio.

CREAR UN JARDÍN MEDIEVAL

Elementos fundamentales son: una fuente de piedra, un lugar para sentarse, un árbol- al menos- para sombra, y una viña trepadora (una parra), césped y macizos de flores y de hierbas medicinales y aromáticas.
Dimensiones: el herbario más pequeño que se conoce es el de la reina Eleonora, en Winchester, de tan sólo 1'8 X 2'4 metros.
Habrá, en cualquier caso, que adaptarse al espacio que se tenga.
Estas son algunas sugerencias de los expertos: para el seto o enrejado, majuelo, rosal silvestre y madreselva. Para los bordes herbáceos, violetas, lirios, rosas o primaveras; para los asientos, en forma de L, pegados a la pared, o en forma de U y exentos, césped por arriba o plantas como la vincapervinca, orégano y tomillo resistentes al aplastamiento; en el centro, sólo césped, para serenar la vista, un pino o enebro para elevar el espíritu y una fuente para refrescarse y escuchar su murmullo.

LA CERCA, EL SETO O EL MURO

En la idea de “jardín cerrado” tienen mucha importancia. Y es una pervivencia  de cuando el hombre se transforma en sedentario y se pone a cultivar o encierra a sus animales domésticos cerca de la casa; porque protegen de los vientos e impiden escapar- sobre todo los espinosos- a las ovejas. Además, concentran a pájaros insectívoros que evitan las plagas. Incuban exclusivamente en setos chochines, currucas (en endrinos la zarcera), verderones (prefieren los majuelos) ruiseñores y zorzales. El alcaudón utiliza las espinas del endrino como despensa en la que ensartar saltamontes.
Vallas (cerca hecha de estacas o tablas), tapias (obra de albañilería), enrejados (con cañas o varillas) de avellano, setos vivos (vides, rosal silvestre, zarzamora, arrayán, aligustre/llamada alheña por los árabes, laurel real (introducido en Italia en el siglo XVI), pitosporo, teocrium, escalonia de flor rosada) son utilizados para cerrar el jardín...

En un seto de 100 metros de longitud se pueden diferenciar entre 20 y 25 especies de plantas, entre leñosas y herbáceas: Avellanos, ciruelos, endrinos, majuelos, salgueras, saúcos. Entre las trepadoras: correhuelas, madreselvas, zarzaparrillas...

Un seto de 1 kilómetro de longitud maduro (de más de 25 años) da cobijo a un promedio de hasta 50 parejas de aves. Son, pues, lugares de gran diversidad animal y vegetal. El saúco [su cultivo- por sus frutos- se remonta a los tiempos neolíticos y el hombre lo ha extendido por gran parte del globo; por ello se dice que acompaña a las civilizaciones. Ahuyentaba a sapos, culebras y salamandras según el saber popular] da de comer a más de 40 tipos de aves. Malvas, campánulas, lavándulas o centáureas atraen a abejas y mariposas.

LAS PLANTAS DE EXTRACTOS, UNA ALTERNATIVA A LOS CULTIVOS TRADICIONALES EN EL SIGLO XXI

Lo dijo en la UIMP el catedrático de la Politécnica de Madrid José Mª Mateo Box. “No podemos seguir cultivando trigo” o girasoles y  España importa cada año montones de plantas con principios activos útiles para la industria farmacéutica, la cosmética o la alimentaria,  y que nos cuestan más de 10.000 millones de pesetas anuales, cuando por clima y condiciones podríamos estar plantando plantas medicinales, aromáticas y condimentarias en los terrenos de cultivo que se van abandonando y contribuir con ello a evitar la desertización del suelo además de crear riqueza y obtener unos beneficios económicos. El tomillo, el romero, la santolina o la lavanda cuanto más sol reciben más aceite producen y más huelen. El clima mediterráneo de gran parte de la península es óptimo.

ALGUNAS CURIOSIDADES

* Las 7 plantas sagradas de los Druidas: además del muérdago, la verbena, el beleño, la primavera, la pulsatila, el trébol y el acónito.
* Las 9 hierbas sagradas del dios nórdico Odín: artemisa, llantén, berro, manzanilla, ortiga, perifollo, hinojo, manzana silvestre y la no identificada "atterlothe".
* La acedera y el llantén son dos de las más antiguas hierbas medicinales.
* Los 13 árboles de San Galo, que bien pudieran representar a Cristo y a sus doce apóstoles: manzano, peral, melocotonero, morera, ciruelo, níspero, laurel, castaño, higuera, membrillo, avellano, almendro y nogal.
* Los 7 árboles nobles de Irlanda: roble, manzano, aliso, abedul, avellano, sauce, acebo.
* La leyenda del majuelo: Dice que José de Arimatea, propietario de la tumba en la que Cristo fue enterrado tras la crucifixión, llevó el primer espino a Inglaterra sobre el año 63 después de Cristo. Lo plantó en Glastonbury y produjo un espino sagrado, que a partir de entonces siempre florece en Navidad (tiene dos floraciones al año).

UN VIVERO DE PLANTAS MEDICINALES Y AROMÁTICAS HOY

ADENA lo ha creado en Burguillos, un pueblo de la provincia de Sevilla, con el objetivo de crear empleo y evitar la recolección masiva de plantas silvestres en el campo. Contiene: albahaca, anís verde, diente de león, eneldo, espliego, hinojo, malva, orégano, poleo, romero, salvia y tomillo.

HORTALIZAS Y VEGETALES PARA UN JARDÍN MINIMALISTA

Estos son algunos de los citados por la revista británica Permaculture, soluciones ecológicas para la vida diaria: col, brocoli, remolacha, achicoria, ajo de oso, berros o capuchinas. Pueden comerse hervidas o en ensalada. La berza, la col rizada, habas, ajos y puerros son plantas fáciles de cultivar-  incluso para un inexperto.

BIBLIOGRAFÍA

* Jardines medievales. John Harvey. Batsford, London, 1981.
* El jardín simbólico. Margaret H. Thomson. Olañeta, 1984.
* The Medieval Garden. Sylvia Landsberg. British Museum Press, 1995.

 [Publicado en el semanario La Realidad en agosto de 2001]